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sábado, 20 de diciembre de 2014

UN ANCLAJE EN MI VIDA.

            Existen momentos en la vida, en la que pasamos una prueba de obstáculos continuados con una gran dificultad. Una vez que creemos que estamos saliendo de esas grandes vayas a saltar, nos encontramos con obstáculos más altos, bien por enfermedades o circunstancias que nos llevan a la desesperación.

Es en ese momento, donde intentamos agárranos a algo, o a alguien que sea más fuerte que nosotros, dejándole la responsabilidad de nuestros pareceres, además de otros inconvenientes, sin darnos cuentan del sufrimiento interior y la lucha continua por esa mano tendida, que nos sujeta desde lo alto de un pozo tirando hacia arriba día tras día, segundo a segundo.

¿Qué es lo correcto?, intentar en todo momento tener el pensamiento libre para poder colaborar con las personas que intentan ayudar en una situación extrema, aunque a veces nuestro cuerpo lo intente, y no sea posible por las enfermedades contraídas, u otros motivos que nos desplazan de la sociedad, siendo esta responsable en muchas ocasiones con su simple silencio.



Es posible, que en estas fechas de Navidad, la mayoría de la sociedad, reciba como una pequeña angustia de solidaridad hacia aquellos más necesitados, llegando en momentos a la tristeza de ver la imposibilidad de poder ayudar, por estar también en una situación precaria, sabiendo de sobra, que ese simple sentimiento es suficiente para nuestro pobre consuelo.

Cuando una mujer coge las riendas de unos Padres y Marido enfermos, además del trabajo por sus hijos, es digna de elogios por todos los lados, y no solo por esa simple valentía de cumplir como Hija, Esposa y Madre, a lo largo de todo un intenso año. Es su lucha constante, la que hace que nos convirtamos en egoístas ante la dependencia de ella, sin parar a pensar, en sus problemas, sus dolores, su sufrimiento y otros tantos valores que despiertan su lucha, para convertirse en un polo positivo con la alegría y su inmenso don de amistada, que hace de nuestras vidas una tranquilidad intensa, pero al mismo tiempo impensable.


Desde el año 2008 en mi caso, y desde mucho antes en el caso de mis suegros, esa es la intensa lucha de mi mujer, la cual, anclándose en hermanas, cuñada, hija, nuera, sobrinas y amigas, comparte en silencio a lo largo del año su intenso dolor por la situación que vive, llegando en lo posible con su sacrificio a extremos de dar en silencio, sin espera a recibir nada a cambio, simplemente le basta con nuestra presencia.


Hay momentos en la vida que vamos dejando las cosas para mañana, y así van pasando los días, meses e incluso años, no por qué entremos en una dejación de la expresión, más bien por pensar que el velero que nos sostiene tras la travesía es perpetuo, mientras que las malditas depresiones, no admiten ningún tipo de cambio en ese buen hacer, siendo más intenso, cuando además observamos desde la distancia el intenso esfuerzo y desgaste de esa persona.

No solo sirve con un “Te Quiero”, hace falta algo más por parte de los que somos guiados en nuestras enfermedades crónicas degenerativas, por una persona noble, transparente, alegre, pero al mismo tiempo dolorida ante el brusco cambio de su vida, pasando de una felicidad plena, a una intensa lucha contra reloj, a la espera desesperada de que nunca ocurra nada.

Pero los momentos cambian y mientras su cabeza está ocupada con nosotros, además del dolor ante cualquier situación de otro familiar, el empujón es más fuerte e intenso, llegando a extremos impensables de lo que puede conseguir un ser humano como ella.

Pasa de la política por qué no tiene tiempo de enjuiciar a unos sinvergüenzas que le han quitado parte de sus derechos, peleando con ilusión ante una respuesta por parte de la Justicia, que reconozca lo que ella vive todos los días, aunque de vez en cuando se le escapa algún que otro adjetivo descalificativo hacia esos que nos hunden más en la miseria.

Hoy sábado 20 de diciembre de 2014, ha recibido una sorpresa más que merecida e inesperada por parte de sus hermanas Mari y Juaní, cuñada Aní, hija Noelia, nuera Eva, sobrinas Yolandas, Juana Mari y Ángeles, y como no, alguien muy especial para ella de la que últimamente sufre o se alegra ante cualquier cambio de su grave enfermedad, la hermana de su cuñada Aní, “Montse”.

                Sería irresponsable por mi parte, señalar a algunos de estos familiares como más especial que otros, todos son especiales en su momento, con sus virtudes, a su forma, pero han sabido estar por encima de las circunstancias. No solo es el hecho de la ayuda, simplemente el acto de entrega, con el que la cara de felicidad de mi mujer ante tanta presencia, ha hecho que el brillo de sus ojos reluzca como la luz de una estrella ante una familia más que entregada.

                De esta familia política con sus más que virtudes, he descubierto día a día, en estos últimos seis años, el sufrimiento, la entrega, el saber estar en los peores momentos, acompañar de la mano en un simple paseo a un parque, y muchos momentos de consuelo, no siendo la situación de ellos muy boyante para ir tirando cohetes, también han pasado lo suyo en este 2014 que en breve terminara.


                Alguno de ustedes es posible que hayan o estén pasando por una situación parecida o similar, otros por el contrario aguantan unidos en la angustia o desesperación, habrán miles de casos diferentes, lo que quiero transmitir en sí, es ese anclaje al que nos agarramos día tras día, para seguir viviendo. Es muy posible que otros lo estén pasando peor ante la circunstancias de estar solos/as, sin familia, desamparados, buscando en los contenedores de basura, con una vida perdida, siendo más que posible el pensamiento egoísta de algunos, etiquetándolos y marcándolos de una asquerosa culpabilidad hacia ellos, cosa que sería muy injusta juzgar sin conocer una mínima parte de sus vidas. Es posible, que en estas Navidades muchos seres de buena voluntad se acuerden de ellos y no tengan el valor de tirar de ellos, de sacarlos de la calle, luchar contra marea ante esas enfermedades de alcohol y drogas, es muy simple decir “Ya no puedo más”, si se puede, y así me lo demuestra mi mujer todos los días, y no solo ella, altares me faltarían para poner en ellos a mis cuñados Antonio y Aní, ante la preocupación por mis enfermedades y la injusticia de mi pensión, además de arrimar el hombro sin ninguna condición, convirtiéndose en especial para mi mujer, algo que supera el concepto de hermanos.


                Por otro lado, está la incansable cuñada Juani, luchadora, sufridora, habiendo sido capaz de quitarse el plato de comida, para entregarlo al que lo necesita. Una mujer, que he visto luchar a lo largo de estos 27 años. La diferencia, no es otra como bien se dicen entre ellas “mi hermanica de mi alma”, simplemente sufren juntas, y más de una noche no han podido conciliar el sueño, aunque su lucha, y sus manos, sean un anclaje perpetuo en donde poder socorrerse, y no hablemos de sentidos económicos, siendo más simple “el de los sentimientos”.


                Del mismo modo que yo tengo mi anclaje, ella cubre los suyos con el resto de hermanas, hija, nuera, sobrina, y amigas.  Es raro el día que no está guaseando pasadas las 12 de la noche, y ante la pregunta por mi parte siempre recibo una respuesta incompleta, pues no quiere transmitirme el dolor que en ese mismo instante le están transmitiendo, aunque de vez en cuando, muy de vez en cuando, me comenta es……… le ha dicho el médico que esta mejor.


                Tengo mucha suerte, demasiada, por muchos males que algunos me deseen. Dentro de la posible apariencia de presentar soledad, estoy muy bien acompañado, poco a poco, se ve una luz de esperanza intermitente, lejana, pero al mismo tiempo cada vez más cercana. Es cierto que hay días y semanas que el cuerpo manda sobre la cabeza, cosa imposible de evitar, aunque en algunos dolores, prevalece la fe y la lucha incansable por no agobiar más a una Gran Esposa, de la que a veces pienso, si otras aguantarían este calvario.


                
                  Concluyo con el pensamiento de que otros sufren y están peor que yo, por los que pido todos los días, en esas vivencias televisivas de desahucios, robo de derechos y libertades bien sean por un Gobierno u otro que no ha sabido estar ante las circunstancias de las necesidades básicas de un pueblo siempre entregado y castigado, por esos niños que padecen hambre o enfermedades, a los cuales se les recortan sus derechos, por esos pensionistas que han vuelto a recibir a sus hijos en casa, por los que se marchan desesperados en busca de una nueva vida, por aquellos que viven en la calle, y por tantos y tantos Españoles que se ven en la vergüenza del tener que pedir, cuando simplemente quieren que sus vidas se encaminen para poder mantener a su familia, además de un largo etc., del que todos sabemos por casos cercanos o simplemente comentados. Con todos los sentidos puestos en la esperanza de poder tener la suerte dentro de mis circunstancias, deseo hoy más que nunca, que los deseos de esta navidad sean cumplidos en familia, aun con el sufrimiento soportado, para que aquellos que viven sin ese anclaje, puedan recuperar parte de su dignidad, no teniendo que esperar a la visita de un hospital o tanatorio, en donde muchas veces se reúne toda la familia.


                “Feliz Navidad” y “Prospero año 2015”, esperando que los deseos de unión y hermandad se cumplan. Gracias por el interés prestado en esta lectura. 

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